En este proyecto de reforma, la cocina y el living se transforman en un conjunto armonioso que se abre hacia el exterior, aprovechando la luz y el espacio de manera fluida. La intervención se centra en devolver a estos espacios una esencia cálida y sobria, donde cada material y elemento adquiere una función específica que privilegia la calidad y la permanencia.
Para la envolvente, se optó por una paleta de tonos naturales y texturas sutiles que evocan un ambiente atemporal. La elección de materiales como el revestimiento de piedra en muros y el uso de maderas naturales en el mobiliario, además de aportar calidez, introduce un toque rústico que contrasta con las líneas puras del diseño. El mobiliario, diseñado a medida, ofrece soluciones de almacenamiento y funcionalidad sin invadir el espacio, permitiendo que las vistas exteriores cobren protagonismo.
La conexión con el exterior se enfatiza mediante amplios ventanales de suelo a techo, los cuales generan una integración visual y espacial con el entorno. Esto no solo maximiza la entrada de luz natural, sino que establece una continuidad entre el interior y el exterior, potenciando la amplitud y promoviendo un ambiente abierto y acogedor.
La cocina, concebida como un espacio funcional y sobrio, emplea acabados resistentes y de fácil mantenimiento, que aseguran durabilidad sin comprometer la estética. Cada detalle, desde el mobiliario hasta la distribución, responde a una lógica de uso diario, pero con el propósito de perdurar en el tiempo. La paleta de colores se mantiene en tonos suaves, que permiten que la luz se difunda de manera uniforme, realzando la simplicidad y la elegancia del diseño.
Esta reforma destaca la importancia de construir con materiales de calidad, pensados no solo para resistir el paso del tiempo, sino también para enaltecer el valor de lo esencial en el diseño arquitectónico.